Con esta denominación se define al envío de señales desde los paneles ubicados en el inmueble del usuario sin que haya una justa causa o una razón para que esto suceda.
Cuando se genera una falsa alarma, se pone en movimiento a la Policía, a los bomberos o a la emergencia médica, impidiéndoles que atiendan una emergencia real, o sea que se aleja a la Policía, bomberos y ambulancias de los lugares en que son realmente requeridos, poniendo en peligro a las autoridades y a la comunidad.
Cuando se genera una falsa alarma, se pone en movimiento a la Policía, a los bomberos o a la emergencia médica, impidiéndoles que atiendan una emergencia real, o sea que se aleja a la Policía, bomberos y ambulancias de los lugares en que son realmente requeridos, poniendo en peligro a las autoridades y a la comunidad.
Las falsas alarmas son producidas por descuido y/o mal entrenamiento del usuario, mal entrenamiento de los operadores del centro de recepción de alarmas, instalaciones deficientes, mano de obra deficiente o instalación de dispositivos que no son adecuados para el área a proteger.
Generalmente son ocasionadas por baterías descargadas, errores de diseño, olvido o error al desactivar, poco tiempo para desactivar, presencia de roedores / aves / insectos, sensores sueltos o mal instalados, cables sueltos o deteriorados, equipamiento dañado, etc.
Del total de alarmas recibidas por una central de monitoreo, el 93,4% son falsas. Entre un 80% y un 85% de esas falsas señales son fruto del mal uso o desconocimiento del sistema de alarma por parte de los usuarios y demás personas que tienen acceso al mismo. Esto se debe a la falta de regulación y a los pocos compromisos de algunas empresas para brindar un mejor servicio.
Para disminuir la probabilidad de falsas alarmas se recomienda que todos los usuarios conozcan el correcto funcionamiento del sistema y tengan a mano las instrucciones básicas para armar y desarmar el mismo. Deben probar que el tiempo de retardo de entrada y salida se ajuste a las necesidades del usuario, y tener identificadas las zonas en el teclado.
Es importante mantener el sistema libre de polvo y humedad, realizar pruebas periódicas de funcionamiento, comprobar que las puertas y ventanas queden cerradas correctamente al salir y, muy especialmente, no dejar animales sueltos en zonas protegidas (en estos casos es imprescindible instalar detectores inmunes a las mascotas).
Se recomienda también no realizar refacciones que puedan afectar al sistema sin antes consultar con el servicio técnico, dejar los llaveros inalámbricos alejados de los niños y de las mascotas, y leer completa y atentamente el manual del sistema.
Para reducir este flagelo se necesitan regulaciones o leyes en la materia, mayor compromiso del Estado, cursos de capacitación para el personal técnico instalador, cursos de capacitación para el personal de operación de las centrales de recepción de alarmas y concientización de los usuarios.
El Estado debe registrar y regularizar el uso de alarmas, cobrar cargos o multas relacionados con falsas alarmas y proveer educación relacionada con el tema.
Para tomar una real dimensión del impacto económico de las falsas alarmas, partimos de la estimación de un costo promedio para el Estado de U$S 100 por recursos afectados a la atención de un evento de alarma.
Dentro de las escasas o inexistentes estadísticas, podemos estimar las falsas alarmas de monitoreo en aproximadamente 40.000 por año entre 2002 y 2005 en la C.A.B.A. Esto representa unos U$S 4.000.000 promedio anual de costo por falsas alarmas de monitoreo en ese período para el área en cuestión.
Las falsas alarmas también tienen un costo para la actividad privada. El mismo está dado por el tiempo utilizado para recibir la alarma y dar aviso a las autoridades, el tiempo empleado para determinar si es una alarma real o falsa y, en caso de duda, en enviar el aviso a las autoridades, la movilización a los verificadores de alarmas o ¨acudas¨ al domicilio del cliente y el registro de las falsas alarmas.
También hay costos indirectos dados por la insatisfacción de los clientes, la pérdida de credibilidad en el sistema, la pérdida de clientes enojados por tener que ser protagonistas de procedimientos policiales sorpresivos sin motivo aparente y la formación de mala imagen.
El 911 de la provincia de Buenos Aires recibe 30.000 llamadas por día (aprox. 1.000.000 por año), siendo el 9% llamados desde las empresas de alarma en cuyo centro detectaron el disparo de alarma. Este 9% significa 2.700 llamadas por día y 985.500 por año.
Por estos motivos es importante desarrollar un programa de prevención de falsas alarmas para los usuarios, dentro del cual se expongan las razones de las activaciones y cómo se previenen, como así también aplicar un sistema de multas equilibrado y razonable, consensuado con las cámaras empresarias que representan a las empresas de monitoreo.
De esta manera podrá optimizarse la utilización de un recurso escaso.
Ing. Enrique H. Greenberg
http://seguridad-online.com.ar/index.php?mod=Home&ac=verNota&id_nota=700&id_seccion=153
Generalmente son ocasionadas por baterías descargadas, errores de diseño, olvido o error al desactivar, poco tiempo para desactivar, presencia de roedores / aves / insectos, sensores sueltos o mal instalados, cables sueltos o deteriorados, equipamiento dañado, etc.
Del total de alarmas recibidas por una central de monitoreo, el 93,4% son falsas. Entre un 80% y un 85% de esas falsas señales son fruto del mal uso o desconocimiento del sistema de alarma por parte de los usuarios y demás personas que tienen acceso al mismo. Esto se debe a la falta de regulación y a los pocos compromisos de algunas empresas para brindar un mejor servicio.
Para disminuir la probabilidad de falsas alarmas se recomienda que todos los usuarios conozcan el correcto funcionamiento del sistema y tengan a mano las instrucciones básicas para armar y desarmar el mismo. Deben probar que el tiempo de retardo de entrada y salida se ajuste a las necesidades del usuario, y tener identificadas las zonas en el teclado.
Es importante mantener el sistema libre de polvo y humedad, realizar pruebas periódicas de funcionamiento, comprobar que las puertas y ventanas queden cerradas correctamente al salir y, muy especialmente, no dejar animales sueltos en zonas protegidas (en estos casos es imprescindible instalar detectores inmunes a las mascotas).
Se recomienda también no realizar refacciones que puedan afectar al sistema sin antes consultar con el servicio técnico, dejar los llaveros inalámbricos alejados de los niños y de las mascotas, y leer completa y atentamente el manual del sistema.
Para reducir este flagelo se necesitan regulaciones o leyes en la materia, mayor compromiso del Estado, cursos de capacitación para el personal técnico instalador, cursos de capacitación para el personal de operación de las centrales de recepción de alarmas y concientización de los usuarios.
El Estado debe registrar y regularizar el uso de alarmas, cobrar cargos o multas relacionados con falsas alarmas y proveer educación relacionada con el tema.
Para tomar una real dimensión del impacto económico de las falsas alarmas, partimos de la estimación de un costo promedio para el Estado de U$S 100 por recursos afectados a la atención de un evento de alarma.
Dentro de las escasas o inexistentes estadísticas, podemos estimar las falsas alarmas de monitoreo en aproximadamente 40.000 por año entre 2002 y 2005 en la C.A.B.A. Esto representa unos U$S 4.000.000 promedio anual de costo por falsas alarmas de monitoreo en ese período para el área en cuestión.
Las falsas alarmas también tienen un costo para la actividad privada. El mismo está dado por el tiempo utilizado para recibir la alarma y dar aviso a las autoridades, el tiempo empleado para determinar si es una alarma real o falsa y, en caso de duda, en enviar el aviso a las autoridades, la movilización a los verificadores de alarmas o ¨acudas¨ al domicilio del cliente y el registro de las falsas alarmas.
También hay costos indirectos dados por la insatisfacción de los clientes, la pérdida de credibilidad en el sistema, la pérdida de clientes enojados por tener que ser protagonistas de procedimientos policiales sorpresivos sin motivo aparente y la formación de mala imagen.
El 911 de la provincia de Buenos Aires recibe 30.000 llamadas por día (aprox. 1.000.000 por año), siendo el 9% llamados desde las empresas de alarma en cuyo centro detectaron el disparo de alarma. Este 9% significa 2.700 llamadas por día y 985.500 por año.
Por estos motivos es importante desarrollar un programa de prevención de falsas alarmas para los usuarios, dentro del cual se expongan las razones de las activaciones y cómo se previenen, como así también aplicar un sistema de multas equilibrado y razonable, consensuado con las cámaras empresarias que representan a las empresas de monitoreo.
De esta manera podrá optimizarse la utilización de un recurso escaso.
Ing. Enrique H. Greenberg
http://seguridad-online.com.ar/index.php?mod=Home&ac=verNota&id_nota=700&id_seccion=153
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